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4.15.2020

Mi Dios, en el confiaré


Salmo 91


1 El que habita al abrigo del Altísimo, Morará bajo la sombra del Omnipotente.
2 Diré yo á Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en él confiaré.
3 Y él te librará del lazo del cazador: De la peste destruidora.
4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro: Escudo y adarga es su verdad.
5 No tendrás temor de espanto nocturno, Ni de saeta que vuele de día;
6 Ni de pestilencia que ande en oscuridad, Ni de mortandad que en medio del día destruya.
7 Caerán á tu lado mil, Y diez mil á tu diestra: Mas á ti no llegará.
8 Ciertamente con tus ojos mirarás, Y verás la recompensa de los impíos.
9 Porque tú has puesto á Jehová, que es mi esperanza. Al Altísimo por tu habitación,
10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.
11 Pues que á sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.
12 En las manos te llevarán, Porque tu pie no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y el basilisco pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.
14 Por cuanto en mí ha puesto su voluntad, yo también lo libraré: Pondrélo en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
15 Me invocará, y yo le responderé: Con él estaré yo en la angustia: Lo libraré, y le glorificaré.
16 Saciarélo de larga vida, Y mostraréle mi salud.


Eclesiastés


Libro escrito por el sabio Salomón, donde declara la  vanidad de la existencia humana bajo el sol, y su final sobre la tierra, adonde ya no hay retorno posible, hasta el juicio


Eclesiastés  9

Biblia Reina Valera 1569-1602

9 CIERTAMENTE dado he mi corazón á todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; y que no sabe el hombre ni el amor ni el odio por todo lo que pasa delante de él.
2 Todo acontece de la misma manera á todos: un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno y al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica: como el bueno, así el que peca; el que jura, como el que teme el juramento.
3 Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que todos tengan un mismo suceso, y también que el corazón de los hijos de los hombres esté lleno de mal, y de enloquecimiento en su corazón durante su vida: y después, á los muertos.
4 Aún hay esperanza para todo aquél que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.
5 Porque los que viven saben que han de morir: mas los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.
6 También su amor, y su odio y su envidia, feneció ya: ni tiene ya más parte en el siglo, en todo lo que se hace debajo del sol.
7 Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón: porque tus obras ya son agradables á Dios.
8 En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.
9 Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad, que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.
10 Todo lo que te viniere á la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.
11 Tornéme, y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontece á todos.
12 Porque el hombre tampoco conoce su tiempo: como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se prenden en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.
13 También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande:
14 Una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y cércala, y edifica contra ella grandes baluartes:
15 Y hállase en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel pobre hombre.
16 Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fortaleza; aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.
17 Las palabras del sabio con reposo son oídas, más que el clamor del señor entre los necios.
18 Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; mas un pecador destruye mucho bien.

4.14.2020

Integridad cristiana

Los cristianos consagrados, no deben sorprenderse ni temer cuando el mundo los trata con hostilidad.
La pasión por hacer el bien no es ninguna garantía contra la persecución. El hacer lo bueno reduce esa probabilidad. Nadie hizo más bien que nuestro Señor Jesucristo, pero el mundo perverso finalmente lo crucifico. No obstante, los cristianos debemos vivir de modo que los críticos no tengan justificación alguna para acusarnos de nada.


4.13.2020

Dios te dará una nueva oportunidad


En medio de estos tiempos, estamos viendo la esencia de quien es quien. Por ejemplo, vemos un creciente nivel de ansiedad, muchos personas egoístas, comprando y acaparando sin pensar en las necesidades de otros, exageración en las teorías de conspiración.
Pero también estamos viendo muchas cosas positivas. Los vecinos, amigos y familiares ayudándose entre sí. Muchos teniendo ahora tiempo para orar los unos por los otros.
Estamos aprendiendo a darle mayor valor a las cosas importantes, como la familia, la salud, el amor por el prójimo. Estamos aprendiendo a depender menos de los demás y a confiar más en Dios. Nos hemos dado cuenta de que nadie puede con su "cobertura" salvarnos, solo Dios por medio de su Hijo Jesucristo puede salvarnos.
Demos espacio al altruismo y generosidad, que cuando todo esto haya pasado y miremos hacia atrás nos sintamos en paz con nuestras acciones.
Después de esta crisis vamos aprender a ahorrar (y no solo pensar en el presente, sino también ser disciplinado para ese día malo), a vivir más tranquilos sin tanto afán, a disfrutar una caminata por el parque, a visitar a nuestros viejos y darles un beso y un abrazo reconociendo el valor tan grande que ese acto tiene.
Aprendamos a vivir y a dejar vivir. La vida es muy corta para complicarnos tanto. Cuando veamos a alguien que hace tiempo no habíamos visto, no perdamos el tiempo con reclamos, si no disfrutemos esos minutos en paz.
Y ¿sabes? lo más bello es que Dios nos regalará una nueva oportunidad para que esta vez vivamos mejor que como lo habíamos hecho antes del 1 de febrero.

Recibe un fraternal abrazo de tu amigo,

Pablo Román Caballero