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8.25.2012

Evite el engaño


Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 

Mateo 7:22

Una buena manera de evitar el engaño espiritual de sí mismo es sencillamente conocer y esquivar las trampas religiosas en las que se puede caer. En primer lugar, hay excesiva preocupación con las simples actividades religiosas. El enfoque externo sobre la asistencia a los cultos y a los estudios bíblicos, el escuchar sermones, el cantar himnos y otras buenas actividades como esas pueden en realidad apartarlo del conocimiento del Dios a quien piensa que está sirviendo.
En segundo lugar, hay una dependencia superficial de las actividades religiosas y las ceremonias pasadas. El hecho de que usted fuera bautizado cuando era niño, de que asistiera a la escuela dominical o a la escuela bíblica de vacaciones, o que se uniera a una iglesia no significa necesariamente que ahora esté justificado ante Dios.
En tercer lugar, hay un conocimiento religioso de por sí. Usted puede comprometerse con una determinada denominación y sus tradiciones, o tener un gran interés académico en la teología. Pero todo eso es inútil si no está interesado también en ser más semejante a Cristo y más obediente a su Palabra. 

8.23.2012

Vencer el temor


Leer | SALMO 63.1-11

Cada uno de nosotros experimentará momentos de temor, y negar o tratar de esconderse del mismo no hará ningún bien. Cuando surja el miedo, hágase las siguientes preguntas. ¿De dónde viene? ¿Alguna vez Dios me ha fallado en el pasado? ¿Promete Él suplir todas mis necesidades? ¿Cumple Dios sus promesas?
Si leemos la Biblia, encontraremos innumerables historias sobre la fidelidad de Dios. Por ejemplo, Pablo sufrió penurias, persecuciones, dolores y toda clase de circunstancias terribles. El apóstol escribió estas palabras tan conocidas: "A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Ro 8.28). Esto da testimonio del hecho de que, para quienes confían en Él, Dios convierte toda dificultad, pérdida o separación en algo bueno.
Desde Abraham, y pasando por Isaías, David, Job, Jonás y Pablo, hasta Juan, vemos el amor constante y el cuidado de Dios por su pueblo. Su Palabra es una lámpara que nos dará clara orientación cuando las circunstancias sean sombrías. Ella ofrece la mejor dirección que encontraremos. Cuando meditamos en ella, oramos con ella, nos aferramos a ella y la incorporamos a nuestra vida cotidiana, su luz ahuyenta las tinieblas. Los salmos, en particular, son útiles para enfrentar los temores.
Dios, el soberano de este universo, tiene el control de su vida. No cometa el error de pensar que no lo tiene, simplemente porque Él no actúa de acuerdo con su voluntad y su calendario. Si usted lee su Biblia y medita en ella, encontrará verdadera fuerza en sus promesas.