Libro escrito por el sabio Salomón, donde declara la vanidad de la existencia humana bajo el sol, y su final sobre la tierra, adonde ya no hay retorno posible, hasta el juicio
Eclesiastés 9
Biblia Reina Valera 1569-1602
9 CIERTAMENTE dado he mi corazón á todas estas cosas, para
declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano
de Dios; y que no sabe el hombre ni el amor ni el odio por todo lo que pasa
delante de él.
2 Todo acontece de la misma manera á todos: un mismo suceso
ocurre al justo y al impío; al bueno y al limpio y al no limpio; al que
sacrifica, y al que no sacrifica: como el bueno, así el que peca; el que jura,
como el que teme el juramento.
3 Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que
todos tengan un mismo suceso, y también que el corazón de los hijos de los
hombres esté lleno de mal, y de enloquecimiento en su corazón durante su vida:
y después, á los muertos.
4 Aún hay esperanza para todo aquél que está entre los
vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.
5 Porque los que viven saben que han de morir: mas los
muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.
6 También su amor, y su odio y su envidia, feneció ya: ni
tiene ya más parte en el siglo, en todo lo que se hace debajo del sol.
7 Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre
corazón: porque tus obras ya son agradables á Dios.
8 En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte
ungüento sobre tu cabeza.
9 Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de
la vida de tu vanidad, que te son dados debajo del sol, todos los días de tu
vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas
debajo del sol.
10 Todo lo que te viniere á la mano para hacer, hazlo según
tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas, no hay obra, ni industria,
ni ciencia, ni sabiduría.
11 Tornéme, y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la
carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los
prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y
ocasión acontece á todos.
12 Porque el hombre tampoco conoce su tiempo: como los peces
que son presos en la mala red, y como las aves que se prenden en lazo, así son
enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente
sobre ellos.
13 También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me
parece grande:
14 Una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene
contra ella un gran rey, y cércala, y edifica contra ella grandes baluartes:
15 Y hállase en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra
la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel pobre hombre.
16 Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fortaleza;
aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus
palabras.
17 Las palabras del sabio con reposo son oídas, más que el
clamor del señor entre los necios.
18 Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; mas un
pecador destruye mucho bien.
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