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4.23.2022

La voluntad de Dios ¡Señor, qué quieres que haga?

El pastor Adrián Rogers nos descubre que la providencia de Dios, acompaña a su voluntad en nuestras vidas. Por medio del Espíritu Santo nos vamos trasformando en verdaderos hijos de Dios y descubriendo cual es su voluntad particular para cada uno de nosotros

Hechos 9:5-7 Biblia Reina-Valera Antigua

1 Y SAULO, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al príncipe de los sacerdotes,

2 Y demandó de él letras para Damasco á las sinagogas, para que si hallase algunos hombres ó mujeres de esta secta, los trajese presos á Jerusalem.

3 Y yendo por el camino, aconteció que llegando cerca de Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo;

4 Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

5 Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él dijo: Yo soy Jesús á quien tú persigues: dura cosa te es dar coses contra el aguijón.

6 El, temblando y temeroso, dijo: ¿Señor, qué quieres que haga? Y el Señor le dice: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que te conviene hacer.

7 Y los hombres que iban con Saulo, se pararon atónitos, oyendo á la verdad la voz, mas no viendo á nadie.


4.18.2022

La espiritualidad de la muerte

Pilar Muñoz terapeuta y psicóloga, hace una exposición amplia de un tema vedado, actual y vigente, sin forma de obviarlo en nuestra diaria realidad "la muerte". Describe y sostiene los que denomina  "la espiritualidad de la muerte",  trasmite las razones que nos acompañan en una inquietante realidad que nos es fiel. En los últimos tiempos se nos ha hecho mas evidente por los hechos que la viene produciendo y que van en aumento, siendo mas evidentes por el acceso a su difusión: las  guerras, la pandemia, la delincuencia etc. Hay sociedades opulentas con votos de riqueza que nos conducen al ego insaciable y que nos llevan a negar la muerte, que es irreversible. El mundo cristiano enfoca la primicia en la promesa de la salvación, que nos libra de nuestra propia muerte. Escuchémosla


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4.17.2022

No hago cuenta de haber lo ya alcanzado

 Filipenses 3 Biblia Reina-Valera Antigua

1 RESTA, hermanos, que os gocéis en el Señor. A mí, á la verdad, no es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.
2 Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos del cortamiento.
3 Porque nosotros somos la circuncisión, los que servimos en espíritu á Dios, y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.
4 Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno parece que tiene de qué confiar en la carne, yo más:
5 Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, Hebreo de Hebreos; cuanto á la ley, Fariseo;
6 Cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; cuanto á la justicia que es en la ley, irreprensible.
7 Pero las cosas que para mí eran ganancias, helas reputado pérdidas por amor de Cristo.
8 Y ciertamente, aun reputo todas las cosas pérdida por el eminente conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y téngolo por estiércol, para ganar á Cristo,
9 Y ser hallado en él, no teniendo mi justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;
10 A fin de conocerle, y la virtud de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, en conformidad á su muerte,
11 Si en alguna manera llegase á la resurrección de los muertos.
12 No que ya haya alcanzado, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si alcanzo aquello para lo cual fuí también alcanzado de Cristo Jesús.
13 Hermanos, yo mismo no hago cuenta de haber lo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome á lo que está delante,
14 Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús.
15 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos: y si otra cosa sentís, esto también os revelará Dios.
16 Empero en aquello á que hemos llegado, vamos por la misma regla, sintamos una misma cosa.
17 Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad los que así anduvieren como nos tenéis por ejemplo.
18 Porque muchos andan, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo:
19 Cuyo fin será perdición, cuyo dios es el vientre, y su gloria es en confusión; que sienten lo terreno.
20 Mas nuestra vivienda es en los cielos; de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
21 El cual transformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria, por la operación con la cual puede también sujetar á sí todas las cosas.