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4.25.2015

Mandamientos del noviazgo cristiano.

I. Amarás a Dios más que a tu pareja
Los creyentes que se encuentran en una relación de noviazgo, deben asegurarse que conservan su primer amor por Dios y que lo mejor de su tiempo y de su devoción será dedicados a El. Cuídate de no hacer de tu pareja un ídolo ( Éxodo 20:3-5)
II. La meta del noviazgo es el matrimonio
Toda relación de noviazgo tiene un como único y final objetivo el santo matrimonio. Cuando una pareja decide empezar esta relación, es porque ambos han entendido que están comprometidos para pasar juntos el resto de sus vidas. Por eso, no se debe empezar un noviazgo, si antes no hubo un tiempo prudente de conocimiento mutuo, a través de una amistad cercana.
III. No fornicarás
La biblia dice que el creyente debe huir de la fornicación (1 Corintios 6:18). Los novios cristianos deben mantenerse alejados del pecado. Las relaciones sexuales antes del matrimonio son un pecado que traerá consecuencias negativas a la pareja.
IV. Eviten estar ambos solos
Con el fin de no exponerse a una situación pecaminosa, los novios deben evitar estar solos en un lugar. Para este efecto, es mejor estar siempre acompañados de amigos o familiares o de una persona que pueda servir de chaperón.
V. Muestre respeto mutuo
El respeto, junto al amor, constituyen la base donde se fundamenta toda relación matrimonial. Por eso, el noviazgo esta supuesto a ser una etapa de armonía e ilusión y cuando se cruzan las lineas del respeto, entonces la pareja está sentando las bases para un fracaso. Donde no existe el respeto, no puede haber una relación saludable, ni duradera.
 VI. Hablar de los temas sensibles
Como toda relación, los temas sensibles (si los hay) deben hablarse con apertura, transparencia y respeto. Cuando se evita tocar los temas “incómodos” entonces, es muy peligroso de cara al futuro. Tarde o temprano lo que no se resuelve conversando, será motivo de discusión y de crisis.
VII. Ahorren dinero
Como parte de la preparación para una eventual boda y para la formación de una futura familia, es importante ahorrar dinero. En este sentido si ambos están trabajando, deben ponerse de acuerdo en cuanto a las cuentas, gastos y los ahorros. Para mejores resultados en cuanto a las finanzas, ambos deben estar comprometidos para llevarlo a cabo.
VIII. Busquen un mentor
Como parte de la preparación para el matrimonio, es de vital importancia que los novios puedan tener una persona (o una pareja casada) que pueda servir de mentores y a quienes se les pueda rendir cuentas. Estas personas deben ser cristianos maduros y de buen testimonio para guiar a la futura pareja durante el noviazgo y el matrimonio. Para que la tarea de los mentores sea efectiva, se debe procurar la mayor sinceridad y transparencia departe de los novios. Asimismo, se recomienda charlas prematrimoniales para que la futura pareja pueda tener una perspectiva más amplia y objetiva, de la decisión que han tomado.
IX. Conoce la familia de tu pareja
Entendiendo que todas las familias son diferentes, es importante procurar conocer a la familia de la pareja. Sobre todo a los padres, hermanos o la persona que representa su autoridad . Aunque en algunos casos esta figura de autoridad puede ser un hermano mayor, los abuelos o los tíos. Sea cual fuere, es saludable poder tener un conocimiento cercano de los familiares, pues cuando una pareja se casa, establece una relación con la nueva familia.
 X. Tener expectativas claras
Expectativas claras nos evitan malos entendidos y decepciones. Por eso como parte del noviazgo, es necesario hablar de las expectativas que tienen el uno del otro. Así, ambos pueden saber que esperar y que no esperar cuando lleguen al matrimonio. En este sentido es muy importante, aclarar cuales son las expectativas en cuanto al dinero, los hijos que quieren tener, la frecuencia para visitar a la familia, etc. A partir de allí se pueden establecer acuerdos y así se evitarán un sin número de conflictos y desilusiones.

4.22.2015

Jesucristo es el Señor¡

¿Qué significa que Jesucristo es el Señor? A veces escuchamos esta frase con tanta frecuencia, que es posible que perdamos el significado de su gran poder y trascendencia.
Señor es mucho más que un simple título que le da la Biblia a Jesús. El capítulo 2 de Filipenses enfatiza este hecho, mencionando repetidamente la palabra nombre. Vemos que Dios le dio a Jesús un “nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús” todos en el cielo y en la tierra se postren, y toda lengua “confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”  (versículos. 9-11).
En ese pasaje, el nombre dado a Jesús es nada menos que “Señor”. En realidad, esa palabra no se usa para referirse a lo que Jesús hace; sino simplemente a lo que Jesús es. Él es, y será siempre, el gobernante soberano de todo lo que hay en el cielo y en la tierra.
Por tanto, si estamos de acuerdo con esto, nuestra vida debe reflejar entonces esa confianza. ¿Hay algo en su vida que intenta esconder de Cristo? ¿Se ha negado a cumplir con algo que Él le ha llamado a hacer? Estos son actos de rebeldía, y demuestran simplemente nuestra falta de fe en Jesús como el Señor de su vida.
Un día, todo el mundo reconocerá que Cristo es Señor de señores (1 Ti 6.15). Nosotros, que somos sus hijos, debemos demostrar nuestra fe invitándolo a las áreas turbias de nuestra vida, y permitirle que nos conforme a su imagen. Podemos comenzar con la simple pero profunda confesión: “Jesús es el Señor”. Y cuando confesemos esas palabras, debemos ser conscientes de su significado. (Ch.S)