Años atrás,
un excelente contador auditor de una corporación se suicidó. Luego la
compañía quiso averiguar el por qué el
empleado se había quitado la vida. Se examinaron todos los libros de contabilidad, pero no se encontró ninguna
falta. No había pista sobre el por qué este
hombre había tomado tal decisión... hasta que se descubrió una nota que
sencillamente decía: «En 35 años de servicio, nunca he recibido una palabra de aliento. ¡Estoy harto!»
Mucha gente
anhela alguna pequeña señal de aprobación. Necesitan una palabra de reconocimiento, una sonrisa de amor, un
caluroso apretón de manos y una expresión honesta de agradecimiento por el bien
que vemos en ellos o en su trabajo. Hagamos nuestra parte para alentar a
aquellos que nos rodean y que se "mueren" por recibir
aliento.
Amory Dixon
Pero yo os alentaría con mis palabras,
y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor.
Job
16:5
Por tanto, alentaos los unos a los otros
con estas palabras.
1-Tesalonicenses
4:18
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