Por: Amory Dixon
El mes pasado asistí a una sesión de entrenamiento anual que se requiere para mantener mi autorización de prisión federal. Durante la sesión de entrenamiento hubo una presentación de tres expositores representando las fe católica romana, protestante y musulmana. Cada uno explicó sus creencias.
Yo estaba particularmente interesado en lo que el islámico tenía que decir. El representante del islam dio una gran presentación de las bases del islam, acompañado con un video.
Después de las presentaciones, tiempo fue dado para preguntas y respuestas. Cuando fue mi turno, dirigí mi pregunta al islámico, y dije: "Por favor, corríjame si estoy equivocado, pero yo entiendo que la mayoría de los líderes y clérigos del islam han declarado una guerra santa en contra de los infieles del mundo, y que por matar a un infiel, lo cual es un comando para todo musulmán, ellos se aseguran un lugar en el cielo. Si ese es el caso, ¿puede usted darme la definición de un infiel?
- No hubo ningún desacuerdo con mi aseveración, y sin vacilar, el respondió: "¡Los no creyentes!"
- Yo respondí: "Si es así, déjeme estar seguro que tengo esto claro. Todos los seguidores de alá han recibido la orden de matar a cualquier persona que no es de su fe para que puedan tener un lugar en el cielo. ¿Es esto correcto?
La expresión en su rostro cambió de uno de autoridad y mando a uno de un pequeño niño que ha sido pillado con sus manos en el jarro de galletas.
- Él tímidamente respondió: "Sí."
- Entonces yo dije: "Bien señor, tengo un gran problema tratando de imaginar al Papa Juan Pablo ordenando a todos los católicos que maten a aquellos que tienen su fe, o el Dr. Stanley ordenando a todos los protestantes que hagan lo mismo para poder garantizarles un lugar en el cielo.
El líder musulmán estaba sin habla.
Continué diciendo: "Yo también tengo un problema con ser su amigo cuando usted y sus hermanos clérigos le están diciendo a sus seguidores que me maten. Permítame hacerle una pregunta: ¿Preferiría usted tener a su alá, que le dice que me tiene que matar para que usted pueda entrar al cielo, o a mi Jesús que me dice que lo ame porque yo voy al cielo, y Él quiere que usted esté allá conmigo?
Tú podrías haber oído un alfiler caer al suelo cuando el musulmán agachó su cabeza de vergüenza. No es necesario decir que los organizadores y promotores del seminario no estaban felices con mi forma de afrontar a los islámicos, y exponer la verdad acerca de las creencias musulmanas. En veinte años habrá suficientes musulmanes en Canadá para elegir al Primer Ministro.
Y no participéis en las
obras infructuosas de las tinieblas,
sino más bien reprendedlas.
Efesios 5:11
Efesios 5:11
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