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6.03.2020

Cambio de la naturaleza humana



Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17

Cuando se  recibe a Jesucristo, nacemos de nuevo e ingresamos en el reino de Dios. Nos convertimos en personas totalmente distintas. El cambio que ocurre cuando usted es salvo, al aceptar a Jesucristo como su único Salvador, es más espectacular que el cambio que ocurrirá cuando usted muera, porque entonces ya usted tiene una nueva naturaleza y es ciudadano del reino de Dios. La muerte simplemente lo lleva a la presencia de Dios.

En sus epístolas, el apóstol Pablo dice que, cuando Dios nos transformó, nos dio una nueva voluntad, una nueva mente, un nuevo corazón, un nuevo poder, un nuevo conocimiento, una nueva sabiduría, una nueva vida, una nueva herencia, una nueva relación, una nueva justicia, un nuevo amor, un nuevo deseo y una nueva ciudadanía. Él llamó a eso "vida nueva" (Ro. 6:4). Algunos enseñan que, cuando una persona se hace cristiana, Dios le da algo nuevo además de su vieja naturaleza pecaminosa. Pero según la Palabra de Dios, no recibimos algo nuevo.
¡Nosotros mismos nos volvemos nuevos!

3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido
bautizados en su muerte?
4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección;
6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;
9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.
10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.
11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;
13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

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