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2.29.2016

Los escorpiones...

El escorpión o alacrán posee un  aguijón al final de la cola y su naturaleza es enterrar la ponzoña venenosa  en su víctima.  Cuando este se siente acorralado y no encuentra salida, el mismo, aunque usted no lo crea, se mata enterrándose el aguijón en medio de su espalda. Se dice que los escorpiones se suicidan cuando son rodeados por el fuego, realizan esta práctica al sentirse atacados por un enemigo incontenible. Escorpiones hallados luego de un incendio dan la impresión de haberse suicidado por tener su aguijón clavado sobre su propio cuerpo. 
De ser así, Los escorpiones, son los únicos animales exceptuando a los humanos que se suicidan, lo hacen una vez que no pueden escapar de una situación de peligro, muy rara vez los mata otro animal. Siempre son ellos los que terminan con su propia vida.

Existe un relato, trata acerca de una niña que intentaba porfiadamente  rescatar a un escorpión de ahogarse en un estanque. Cada vez que la jovencita lo llegaba a sacar del agua, el escorpión, intentaba picarla y la niña tenía que volverlo a soltar. Lo intentó varias veces. Al  observarla,  su padre le dijo: “¿Nena tú no te das cuenta que la naturaleza del  escorpión es picar?” y  ella contestó: “Si papá, pero mi naturaleza es salvar.” La niña respondía a su naturaleza de buena voluntad; tal y como invoca el mandamiento:
8 Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9 Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos. 7 No os engañéis: Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; que a su tiempo segaremos, si no hubiéremos desmayado. 10 Así que, entre tanto que tenemos tiempo, hagamos bien á todos, y mayormente a los domésticos de la fe
(Gálatas 6:8,10)

Los  “escorpiones”  contaminan a los que inoculan su toxina,  y  en algún momento terminan envenenados por su propia toxina.
4 Dios mío, líbrame de la mano del impío, de la mano del perverso y violento. 5 Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza: seguridad mía desde mi juventud.
6 Por ti he sido sustentado desde el vientre: de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacaste: de ti será siempre mi alabanza.  7 Como prodigio he sido á muchos; y tú mi refugio fuerte. 8 Sea llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día. 9 No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares. 10 Porque mis enemigos han tratado de mí; y los que acechan mi alma, consultaron juntamente,  1 1 Diciendo: Dios lo ha dejado: perseguid y tomadle, porque no hay quien le libre. 12 Oh Dios, no te alejes de mí: Dios mío, acude presto á mi socorro. 13 Sean avergonzados, fallezcan los adversarios de mi alma; sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.
(Salmo 71: 4,13)

Cuando estemos frente a la presencia de algún “escorpión” recordemos que su naturaleza es envenenar, pero también recordemos, que nuestra naturaleza es salvar almas para Cristo.
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:13)

(p.m.)

Biblia Reina - Valera 1909



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