Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese sendero: entraban y salían, quejándose y maldiciendo, con toda razón, por lo complicado que era el camino. Pero no hacían nada para crear una nueva alternativa. Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en un amplio camino donde los pobres animales se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas una distancia que podría haber sido vencida en treinta minutos si no hubieran seguido el sendero abierto por el burro.
Pasaron muchos años y el camino se convirtió en la calle principal del poblado y, finalmente, en la avenida principal de la ciudad. Todos se quejaban del trayecto porque peor no podía ser.
Es triste ver que los humanos tenemos la tendencia de seguir ciegamente los caminos que ya han sido abiertos, sin cuestionarnos nunca si esa es la mejor elección. Amory Dixon
De sus caminos será harto el apartado de razón: Y el hombre
de bien estará contento del suyo.
Proverbios 14:14
La insensatez del hombre tuerce su camino; Y contra Jehová
se aíra su corazón.
Proverbios 19:3
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