Leer | Números 21.6-8
¿Cuándo fue la última vez que usted clamó a Dios por algo que no fuera un problema personal? A menudo estamos tan involucrados en nuestras vidas, que no somos capaces de ver las crisis que enfrentan otros.
Estoy hablando de situaciones que no afectan a su familia directamente -—problemas políticos de otras naciones o desastres naturales —¿acaso no siente como si tales asuntos fueran demasiado grandes para que su oración pudiera tener alguna influencia?
Pues bien, no es así. El enemigo quiere que demos por sentado que la mayoría de los problemas son demasiado grandes para nuestras oraciones. Pero la Biblia nos asegura que “la oración eficaz del justo puede mucho” (Stg 5.16). Y el versículo 17 nos da un ejemplo grandioso: “Elías era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses”.
Dios todopoderoso tiene el poder de sanar, dar paz y cambiar las circunstancias. Él permite que sus hijos tengan parte en esto por medio de la oración. Él nos dice que hablemos con Él de lo que sea (Fil 4.6), y promete escuchar cuando el pecado no obstaculice nuestra comunicación (Sal 66.18).
La próxima vez que usted sepa de una tragedia o un problema —independientemente de que eso afecte a extraños o a personas que usted conozca— resista la tentación de distanciarse de la situación. Usted puede tener un impacto en las vidas de otros cuando ore a favor de ellos. Por tanto, permita que la noticia de una crisis se convierta en un motivo para orar.
Charles Stanley
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