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11.04.2016

Cuando se pierde la esperanza

Hechos 27.13-26

Dr. Charles Stanley

La vida no siempre llena nuestras expectativas. Incluso cuando hacemos planes de acuerdo con la dirección de Dios, podemos encontrarnos con algo que los interrumpa. La frustración por el obstáculo puede desalentarnos y hacernos perder las esperanzas.
Las circunstancias que parecen imposibles de vencer suelen ser las que nos inquietan. Pensemos en el viaje de Pablo a Roma. Cuando surgió una furiosa tormenta, los marineros trabajaron arduamente para salvar la nave. Pero, por no poder controlar las condiciones meteorológicas, renunciaron a toda esperanza de salvarse (Hch 27.20). 
Hay veces que no podemos cambiar lo sucedido, ya sea la pérdida de un empleo, la muerte de un ser querido o un diagnóstico médico terrible. En tales situaciones, los sentimientos de desesperanza pueden apoderarse de nosotros.
El aplazamiento de los planes también puede ser desalentador. Ana es un ejemplo de alguien que se desalentó por causa de “la esperanza que se demora” (Pr 13.12; 1 S 1.11). Veía que otras mujeres tenían hijos, pero sus deseos maternales no se habían realizado.
Cuando las cosas no van de acuerdo con nuestro plan, podemos sentirnos abandonados por el Señor. Recuerdo un período de mi vida cuando me sentía solo. Mi mente me decía que Dios estaba conmigo, pero mis sentimientos me decían otra cosa. Para rechazar este estado de ánimo, buscaba al Señor por medio de la lectura de la Biblia y la oración.

En momentos así, puede elegir entre centrarse en sus circunstancias, o fijar su mirada en nuestro Padre celestial, y confiar en Él.

Biblia Reina Valera: Juan 8-9